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Relaciones migrantes

Con frecuencia acuden a mi consulta parejas que vienen del mismo país y que por cuestiones generalmente laborales, migran juntos a Alemania.

Después de años de tener una relación estable y satisfactoria, pareciera que el hecho de migrar desajustara muchos aspectos de la vida en pareja. Aparecen conflictos que nunca antes se habían presentado, uno de los dos o ambos se sienten tan diferentes que ya no se reconocen a sí mismos y por supuesto ello genera impacto en la relación. A veces el hecho de estar solo uno de los dos ubicado laboralmente, abre la puerta a sentimientos de inferioridad, conflictos de poder, sentimientos de culpa, reproches, etc.

Otras veces pasa que al cambiarse los roles y las rutinas que se traían de antes, emergen conflictos o temas que ya existían pero que hasta ahora podían ser ignorados o que simplemente no se habían puesto en evidencia en la relación. Por ejemplo, la situación de tener mucho tiempo libre o de compartir un espacio físico muy reducido, confronta a muchas parejas con falencias de su relación, que antes por falta de tiempo o porque cada uno tenía sus “domínios” delimitados, no salían a la luz.

La buena noticia es que aunque la migración genere muchísimo estrés, también nos da la oportunidad de crecer y ampliar nuestros horizontes. También a nivel de pareja. Una pareja que logra ajustarse también en esta compleja etapa, encontrando un nuevo equilibrio en un medio donde todas las condiciones son diferentes, es una pareja que gana confianza en su estabilidad y que le permite a ambos crecer personalmente.